La nueva Ley de Educación Superior (ley 21.091) es un giro relevante en cuanto al aseguramiento de la calidad en educación superior, al centrar la atención en el cumplimiento de criterios y estándares de calidad, referidos a recursos, procesos y resultados; así como también al análisis de los mecanismos internos para el aseguramiento de la calidad.
La acreditación institucional tendrá el carácter de integral, esto es, considera la evaluación de la totalidad de las sedes, funciones y niveles de programas formativos que ofrece la institución, incorporando para ello una selección de carreras y/o programas de pre y postgrado que serán evaluados en la acreditación institucional, sin que esto signifique una acreditación de los programas que se incluyen.
Esto último parece razonable, toda vez que la evaluación de la dimensión docencia- que en la nueva ley no distingue entre pre y postgrado- incorpora además los resultados del proceso de formación, permitiendo por esta vía la revisión de los resultados de aprendizaje, niveles de logro y satisfacción de los grupos de interés del grupo de carreras y programas seleccionados. Asimismo, la acreditación de carreras deja de existir hasta el 2025, manteniéndose con carácter de obligatorio solo para las carreras de pedagogía, medicina, odontología, programas de doctorado, especialidades médicas y odontológicas.
No obstante, la ley incorpora la necesidad de que la institución cuente con un sistema interno de aseguramiento de la calidad, el que debe abarcar la totalidad de las funciones que la institución desarrolla, debiendo aplicarse sistemáticamente en todos los niveles y programas cuestión que implicará procesos desplegados permanente, a partir del cual se podrá dar continuidad a los procesos de autoevaluación en todas las carreras, seguimiento sistemático de los planes de mejoramiento continuo, tanto para las futuras acreditaciones integrales, como para las opciones de certificaciones externas de calidad a las que podamos optar con agencias especializadas, nacionales e internacionales, en las distintas disciplinas.
El nuevo modelo de aseguramiento de la calidad que dispone la ley no hace sino profundizar en la instalación de una cultura de calidad, basada en el compromiso de cada integrante de la comunidad universitaria en torno a la búsqueda del mejoramiento continuo, a partir del cual, cada unidad pueda alcanzar resultados que generen la satisfacción de necesidades y expectativas de todos nuestros grupos de interés.